Gastronomía asturiana:
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Calamares del Cantábrico
El calamar, como el pulpo, es un molusco cefalópodo (tiene los pies en la cabeza) y responde al nombre científico de Loligo vulgaris, que es la especie más frecuente en Asturias. También mora en nuestras aguas la especie Loligo forbesi, muy parecido al anterior, aunque de mayor tamaño que aquél. Ambos tienen el cuerpo alargado en forma de torpedo, con dos aletas triangulares que van desde el primer tercio del cuerpo al extremo posterior. Su color es blanquecino con tonos rosados y en ocasiones rosadovinoso con motas pardorrojizas.
Suelen pescarse a potera, engaño de múltiples anzuelos a los que ansiosamente se abrazan los animales porque —ansiosos, que son unos ansiosos— la confunden con una hembra que les brinda la oportunidad de su amor. Las especies más jóvenes se llaman chipirones, palabra de origen euskera introducida en Asturias en tiempos muy recientes. Según testimonio de Emilio Barriuso, «en Gijón recuerdan la época de su introducción hacia los años cincuenta».
En el mercado se ofrecen, como congelados, multitud de especies de calamares procedentes de prácticamente todos los mares del mundo.
Suelen prepararse en su tinta, rellenos, rebozados y fritos, a la plancha, etc.