Gastronomía asturiana:
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Las materias primas
Mar y piedra. Abrazo de espuma salobre que baña las playas en mansedumbre de oleaje o que choca contra los acantilados en bravío martillar. Cuna y morada de calidades definidas como del Cantábrico, y siempre placer de paladares:
«... De llangostes y llocantos,
centollos y ñocles, fasta
empapizamos con elles.
Ora tras de cualquier llastra
berverichos y percebes;
y en cualquier pedreru o playa
morciones y alcarcinos,
de bígaros mucha casta,
llámpares, ostres, almexes...».
Es allí, onde marca la rexa 'l agua, onde empieza la gayolina a romper, el despertar de los suaves arenales, el surgir y el ocultárse —en bajamar y en pleamar— de los pedreros, la verticalidad sublime de las ribas o peñas cortadas con sus cuevas (peña furada) o sus alturas que sirven de atalaya (talayes) de horizontes.
Allí es donde habitan, como escribía un estudioso del siglo XIX,
«otro sinnúmero de peces de figura estraña y gusto delicado, como la Langosta y el Lobaganto, para cuya clasificación sería preciso estar perfectamente instruido de su nomenclatura. Los pedregales de la costa y sus arenas producen también mariscos de todas clases: Lapas, Pulpos y Perceves; Vigaros o caracoles, Centollas, Cangrejos, Erizos, Ostras, y otros infinitos peces de concha cuyos nombres ignoramos».
Pescados de roca; mariscos de roquedos, acantilados y playas que así cantara Pachu'l Péritu:
«Los playos marineros y patrones
de lanches, cuando van a la sardina
lleven redes y anzuelos pa tolina,
y la raba pa reyes y cazones.
También piesquen fañeques y botones,
piques, mielgues, mirlotos y tonina;
panchos, cabres, parroches y corvina,
xulies, xardes, barbades y escamones;
andariques, serrianos, pulpu, sollos,
calamares, llangostes y centollos;
besugu, atún, oricios y llenguaos; cambarones, percebes, ñocles, muiles,
aligotes y llámpares, y esguiles,
y otros munchos mariscos y pescaos».